Wislawa Szymborska. Nació el 2 de julio de 1923 en Bnin (ahora Kórnik), Polonia. Poeta, Ensayista y Traductora. Estudió Lengua y Literatura Polaca y Sociología. Mantuvo una columna de crítica literaria. En su juventud estuvo vinculada al partido comunista del que se distanció totalmente. Premio de Literatura de Cracovia, 1963. Premio del Ministerio de Cultura de Polonia, 1991. Premio Goethe. 1996. Premio Nobel de Literatura, 1996. Como Diría la Academia Sueca que otorga el Premio Nobel: “Por una poesía que con precisión irónica, logra que pasajes de la realidad humana, salgan a la luz en su contexto histórico e ideológico”. Wislawa Szymborska vivió en Cracovia desde los 8 años, allí escribió toda su poesía y murió, a la edad de 89 años en 2012. Existe un monumento a Wisława Szymborska en Kórnik, cerca de Poznań. Tiene la forma de un banco en el que se sienta el gato. Está junto a la casa de Prowent, donde nació la poeta, junto al paseo marítimo que lleva su nombre.
Monumento a Wislawa Szymborska
HIJOS DE LA ÉPOCA Somos hijos de nuestra época, y nuestra época es política. Todos tus, mis, nuestros, vuestros problemas diurnos, y los nocturnos, son problemas políticos. Quieras o no, tus genes tienen un pasado político, tu piel un matiz político y tus ojos una visión política. Cuanto dices produce una resonancia, cuanto callas implica una elocuencia inevitablemente política. Incluso al caminar por bosques y praderas das pasos políticos en terreno político. Los poemas apolíticos son también políticos, y en lo alto resplandece la luna, un cuerpo ya no lunar. Ser o no ser, ésta es la cuestión. ¿Qué cuestión?, adivina corazón: una cuestión política. Adquirir significado político ni siquiera requiere ser humano. Basta ser petróleo, pienso compuesto o materia reciclada. O la mesa de debates de diseño durante meses discutido: ¿redonda?, ¿cuadrada?, ¿qué mesa es mejor para deliberar acerca de la vida y de la muerte? Mientras, perecía gente, morían animales, ardían casas, y los campos se quedaban yermos como en épocas remotas y menos políticas. ***** FOTOGRAFÍA DEL 11 DE SEPTIEMBRE Saltaron hacia abajo desde los pisos en llamas: uno, dos, todavía unos cuantos más arriba, más abajo. La fotografía los mantuvo con vida, y ahora los conserva sobre la tierra, hacia la tierra. Todos siguen siendo un todo con un rostro individual y con la sangre escondida. Hay suficiente tiempo para que revolotee el cabello y de los bolsillos caigan llaves, algunas monedas. Siguen ahí al alcance del aire, en el marco de espacios que justo se acaban de abrir. Solo dos cosas puedo hacer por ellos: describir ese vuelo y no decir la última palabra. Traducción: Gerardo Beltrán y Abel A Murcia.