Sophie Cabot Black. New York, New York. Se crió en una pequeña granja en Wilton, Connecticut. Tiene una maestría de la Universidad de Columbia. Su libro: The Misunderstanding of Nature (1994), ganó el Premio al Primer Libro Norma Farber de Poetry Society of America, su poemario; The Descent (2004), ganó el Premio del Libro de Connecticut. También es Premio de Poesía Grolier, 1988. Premio John Masefield de la Poetry Society of America, 1989, y Premio a los poetas emergentes de Judith’s Room, 1990. Sus poemas según la crítica de su país son: “intelectualmente provocativos y profundamente conmovedores «. Y han aparecido en las principales revistas y antologías de EEUU, como AGNI, The Atlantic Monthly, Boston Review, The Paris Review, Poetry, Fence, APR, Bomb, The New Yorker, y The New Republic. Varias antologías también han incluido su trabajo, como More Light: Father & Daughter Poems, The Best American Poetry 1993 (editado por Louise Glück) y Looking for Home: Women in Exile. Es traductora de Blanca Varela. Sophie Cabot Black vive entre la ciudad de Nueva York y Wilton, Connecticut.
SOBRE POR QUÉ NO VAMOS A PARAR
(DE TEJER SOMBREROS)
Esta vez no comienza con el castor,
Sino sencillamente a media-altura del monte
Donde pasan las ovejas que pastoreamos todos los años
Suficiente invierno para contestarnos, suficiente
para que esquiláramos, adeptos ante la tempestad venidera,
Para quitar del cuerpo lo que el cuerpo ya desconoció
Creció, y luego nos asombró cada primavera para poder sentir
El revivir del cordero, la pesadez repentina
cruzando nuevamente una pradera
cubierta de nieve. Todo con un ojo resguardado
en contra del jaguar, o otro animal semejante
cuyo ADN ya no
Resiste como antes, el coyote hoy por hoy
Mitad perro, medio lobo
Ya se hizo convencional. Hemos acudido a reconocer la verdad
Como cosa ya no verdadera – los modos antiguos ya no sirven
Ante la novedad. Cómo reconciliaremos la osa
Mientras que ella desciende hasta lo que llamamos nuestro
Y cómo preparar ante lo imprevisto
Mientras que arrojemos cada oveja convenientemente
sobre su espalda, empezando por la barriga
para esquilar, cortar,
Lavar, recoger, encartar, prensar, pesar,
Llevar al almacén donde todo será tejido, coloreado
Para obtener la lana que deseamos, sabiendo
que puede ser arreglada
Una y otra vez, sin mucha muerte
Porque la oveja se amanece, se sacude
convirtiéndose devuelta en lo que era antes: pasto, cordero,
Nos mira hasta que nos hemos retrocedido,
Mientras que encabezamos la ruta bajando del monte
Y en algo semejante a la habilidad, o la capacidad propia,
La condición de ser humano, o ser mujer,
O ambas, hemos intentado descoser todo aquello,
tirando a la luz del alba en un largo flujo
De racionalizaciones, cuales entraremos próximamente,
En madejas de diseños y colores
Variando el sentido de la sangre: tonos rosados,
Por ejemplo, la rosa o el carmín, la lujuriante o la casi-roja,
Tímida o cruda, sanadora o recién nacida,
Escarlata, fuego, florida, o color concha, o rubor
Cómo los dedillos de un niño que amanece,
Cada puntada para repetir, suturar y despachar,
Para terminar con esto, y convertirlo en aquello cuál
Llamamos sustentable, así que los que están detrás
Podrán elegir entre una variedad de matices, asimismo
Caminamos hacia adelante,
con las cabezas veladas
o sin velos.
Traducción: Arturo Desimone
***
AS TO WHY WE WILL NOT STOP
(MAKING THE HATS)
This time it did not begin with the beaver
Instead a little further up the mountain
Where the sheep we keep each year come through
Winter enough to answer us, enough
For us to shear, deft before the coming storm,
To take away from the body what it did not know
It grew and then astonished each spring to feel
The quickening of the lamb, the heft of
Sudden weight crossing one more patch
Of snow. All with an eye out
For the cougar or some such animal
Of which the DNA is no longer
What it might have been, the coyote now
As part dog part wolf
Already commonplace. We have come to know the truth
As no longer true— the old ways do not work
Against the new. How to reconcile the bear
As she wakes to what we now call ours
And how to prepare for the unforeseen
As we throw each sheep handily on their back
To begin at the belly— fleece to shear,
To wash, and pick, to card, to bale, to weigh,
To the depot where all will be spun, dyed
Into the wool we want, knowing it can be done
Again and again without much death,
For the sheep she rises, shakes herself
Back into where she was before: grass, lamb;
Watches until we have pulled away,
As we head back down the mountain—
And in something like ability, or capacity,
The condition of being human, or female,
Or both, we want to knit this out, into
Dawn light, into a long stream
Of making sense, into where we will go next,
Into skeins of design and colors
Of what blood can mean, pinks
Such as rose or carmine, wanton or nearly red,
Timid or raw, healing or newly born,
Scarlet, blaze, bloom, or shell, or blush,
Like the small fingers of a wakening child,
Each stitch to repeat, purl and dispatch,
To get this done, and into that which
We can call sustainable, so those from behind
Can choose from the many hues; likewise
To walk forward with covered or uncovered heads.
***
SÁBANA DE YESO
Parecía casi demasiado tarde cuando
Nos arpamos el uno al otro
Con lo que sea que tuviéramos: la boca, los pies, los dedos,
Los dientes. Las herramientas resolutas para dos
Humildes carpinteros que deambularon
Por dentro y decidieron cambiar lo que se veía
Como añoranza. El contrato estaba lleno
De cómo se nos prohibía mirar hacia arriba durante el derrumbe
Hacia la imposibilidad. Empezar nuevamente
Se hace sin tener alguna idea de hasta dónde irá esto
Mientras que trepemos el uno alrededor del otro
Levantando polvo. Secciones enteras en nuestras manos.
Desmantelar no se trata de rendirse; el camino
Hacia adentro, es la salida. Solo mientras que
Estemos, algo habrá que hacer. Es decir,
Todo
Traducción: Arturo Desimone
***
Desde la piedra
Quizás ella clamó para que él deshiciera
lo que la rodeaba. O él se encontró
cortando lo implacable en más pequeño, en
significado, en peso. Qué inicia la caída; quién vio
primero el camino aclarado, cada herramienta
practicada en la oscuridad o en el último espacio
que abriera lo suficiente. Ella salió trepando
sobre su mano polvorienta y temerosa,
o él la arrancó del sitio quieto,
el dolor hasta que mutuamente se engancharon.
Pieza por pieza fue reconocido. La belleza
que abre paso. Pero lo que se hace a la piedra
es también la piedra. Cuánto agarra él
antes que no soportamos más mirar.
Traducción: Rowena Hill
***
El árbol
Y cuando despertamos fue como nada
soñado antes: pulso, cuello,
el hueco detrás de la rodilla, tu pelo
que llenaba mis manos, todo mientras dábamos vueltas
y vueltas hasta quedar imperdonables,
tercos de corteza, como si un dios caprichoso nos hubiera
encontrado, pecho hechizando a pecho, dedos
que trazaban aún una vena, un muslo
ya no persiguiendo el destino
sino amparados por una extremidad apoyada en otra, el aliento
que persiste entre las hojas, al borde de una carretera
donde una vez nos perdimos, tu mano fiel
en su nido, tu boca en mi boca
presos, los pies enredados, buscando tierra.
Traducción: Rowena Hill
***
Nuestra casa
Cuando las hojas nos voltean la espalda
y la lila cede al crepúsculo, jamás
nada es cierto, ni siquiera la casa, terca
en el atardecer mientras sobrevive a la arboleda
donde fue arrancada. Los que quedan,
el roble y el olmo añoso, se sostienen mutuamente
como consintiendo. Desde el barro, desde
algún pequeño error, sale el brote;
él también ha aprendido a mirar, mientras vamos y venimos
de lo que era tierra salvaje, y volverá a serlo,
mientras entramos en nuestra casa, como entramos en el amor
regresando de otro lugar para gritarnos nuestros nombres,
cerrando detrás nuestro la puerta al llegar.
Traducción: Rowena Hill.