Rowena Hill

Reino Unido (1938). Ha vivido en Nueva Zelanda, Italia e India; Desde 1975 reside en Venezuela. Poeta, articulista, traductora y estudiosa de culturas orientales, ha publicado los poemarios: Celebraciones (ULA, 1981), Ida y Vuelta (ULA, 1987), Legado de Sombras (Monte Ávila, 1997), Desmembramiento, (Taller TAGA, Caracas, 2002, con grabados de Adrián Pujol), No es tarde para alabar, (Editorial Equinoccio, 2012), Planta baja del cerebro, (Ediciones Actual, ULA, 2012), y Marea tardía, (Sociedad de Amigos del Santo Sepulcro, 2019). Sus traducciones al español incluyen Nombres de Lo Innombrable (CONAC, 1991 y 2005), poesía metafísica medieval en lengua kannada, Mudnakudu Chinnaswamy (CONAC, 2005), poemas selectos de un poeta ‘intocable’, y Flores de tierra dura, Mujeres poetas del sur de la India (ULA, 2014). Entre sus traducciones al inglés destacan Perfiles de la noche/Profiles of Night (bid&co, 2006), una muestra de poesía de mujeres en Venezuela, Selected Poems/Poemas selectos de Rafael Cadenas (bid&co, 2009).

LA CONVERSIÓN


De Marea Tardía

El arañar de ratas en el sótano

se vuelve percusión,

pulsos aleatorios en el fondo del mar

chocan y hacen temblar,

chispas dispersas se juntan

en un relámpago,

revelan la cara del dios

la mano con la daga.



LAS FLORES


He vivido las flores

perdiéndome en el corazón de sus trompas

traspasada por sus lanzas

brillando en sus soles.

Luego descendí por los tallos

y los troncos macizos,

nadaba en las mareas de la savia.

Y ahora con las raíces

me hundo en el barro de la fuente

el oscuro humus que germina

y descompone.


LOS POLACOS


Para Igor Barreto

Disponerse a ascender

el K2 en invierno,

desear una temporada de dolor

tan puro e intenso

como las estepas de nieve

blanca hasta la médula de los huesos

hasta las paredes internas del cráneo

más allá de toda certeza

o esperanza:

¿equivale a la valentía

del poeta que abre el cuerpo

a todas las desgracias humanas

y de su época aciaga

articulándolas como rocas en el entorno

de la cima escondida

el bien incólume?


BOLSA DE HUESOS

Acuesto la cabeza,

no siento la suavidad

de mi carne acolchada

que se funde con el cojín

sino un contenedor duro

que no encuentra reposo.

Salto y los resortes

de mis piernas no amortiguan

el traqueteo de la bolsa de huesos,

cualquier arañazo

rasga el papelacho de mi piel

y mana una sangre acuosa.

Se marcan aún los sitios

del deseo en mi cuerpo

pero su lumbre se está apagando

y en los puntos de generación

- coronilla garganta corazón -

se refracta por momentos un arco iris.

Si el sol favorece

el bulto se siente entero.



CREMATORIO
La piedra afirma el cumplimiento

de mi alma mineral,

más adentro sólo está el fuego.

No es infierno aunque lo habita

lo oscuro tornasolado

del ojo de Lucifer

y ruge como el incendio

de la ciudad apestada;

crece y revienta las fiebres,

entonces brilla como el horno del pan

o el fresco sol de la mañana.

Al final quedan las brasas

y la luz absoluta.


LA CASA DE TÁNATOS
De la serie Los Tánatos

La casa de Tánatos se extiende

sobre un pequeño promontorio

a escasos pasos del muro

de oscuridad compacta.

Tesoros y cachivaches

abarrotan las habitaciones:

perlas manuscritos cofres

algún zapato rayado

toneladas de monedas,

en un establo descansan mascotas

y hasta bebés,

objetos que los agonizantes

quisieron llevarse a la ultratumba

y aquí se congelaron

por la fuerza del deseo.

Los que quedaron a los deudos

no son sino réplicas.

Tánatos disfruta sus muebles

asomándose a las ventanas,

no tiene tiempo para entrar.

No duerme jamás.