Rosanna Warren

Etcetera

Me levanto de nuestra cama alborotada y me
distancio y encuentro algo amistoso en la
choza que colapsa estación tras estación por
el camino al borde del bosquecillo de
abedules y hayas. El piso se dobla, las tablillas
se hunden, los cables cuelgan torcidos como
músculos en una autopsia mal hecha. A la piel
amarilla-limón del muro le salen ampollas de
azul-turquesa. El sol da su ultimatum a través
de cristales rotos, una haz tras otra de prosa
brillante, ilegible. Sus teoremas se oxidarán,
mis lineas se vendrán a tierra. Quien vivió acá
se ha largado a otro ambiente y nosotros,
también, solo estamos de paso, aunque el
cielo esté atrapado, por ahora, en una
miniatura azul con un arbol de espina de
pescado en el marco de una ventana–
mientras el solsticio aprieta los dientes,
bosteza y se estira, arrastrándose de su
guarida.

Traducción: Robin Urquhart
 

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So Forth

I rise from our tousled bed and adopt my distance
and find something friendly in the shack collapsing
season by season down the road at the edge
of the grove of birch and beech. The floor
buckles, clapboards sag, wires hang askew
like muscles in a bungled autopsy.
Lemmon-yellow wall skin blisters
into robin's egg blue. The sun lays down
its ultimatum through broken panes,
sheaf by sheaf of brilliant, illegible prose.
Your Theorems will oxidize, my lines
will crumble to mulch. Whoever lived here
has shoved off into another atmosphere
and we, too, are simply passing through
though the sky is trapped, for now, in a window frame-
cerulean miniature with one fish-spine tree-
while the solstice grinds its teeth,
yawns and stretches, crawling from its den.


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Tales

Solsticio, y los arroyos de montaña se secan
pero dejan su ripio: pizarra manchada,
rebordes de cuevas, yacimientos de ramitas.
Esqueletos de reboso orillan el embalse.
Pero quien fue el primero en medir los
solsticios, predecir un eclipse solar, calcular la
altura de una pirámide por la razón de su
sombra y enseñarnos que el agua es el único
elemento, no dejó escritos. Las tortugas se
movilizan, pequeños tanques del
reglamentario gris militar con garras de
cimitarra, colas de navaja, anchas caras
blindadas, ojos y picos de obsidiana avanzan
lentamente por el asfalto buscando tierra
para anidarse. Pondrán huevos feroces and
los abandonarán. Todas las cosas están llenas
de dioses, dicen que Tales dijo. Se les oye
silbando. Se oye el claqueteo de sus picos
mientras nos quedan mirando.


Traducción: Robin Urquhart