Lloyd Schwartz

Nació el 29 de noviembre de 1941 en Nueva York. Se graduó en el Queens College de la City University de Nueva York en 1962 y obtuvo su doctorado. de Harvard en 1976. Los poemas de Lloyd Schwartz han sido seleccionados para la Antología del Premio Pushcart, The Best American Poetry y The Best of the Best American Poetry. En 1994, recibió el Premio Pulitzer de Crítica y en 2019 fue nombrado miembro de la Fundación Guggenheim en Poesía. Schwartz es profesor emérito de inglés Frederick S. Troy en la Universidad de Massachusetts Boston y también ha enseñado en Boston State College, Queens College y la Universidad de Harvard. También es comentarista habitual de Fresh Air de NPR y crítico de arte colaborador de ARTery, la revista de arte de la estación de radio pública WBUR de Boston. En 2019, fue nombrado Poeta Laureado de Somerville, Massachusetts, un nombramiento de dos años, que se prorrogó por un tercer año. En 2021, Schwartz recibió una beca laureada de la Academia de Poetas Estadounidenses. Pertenece al Board Director del New England Poetry Club

Marisela Valero, Lloyd Schwartz y Nidia Hernández.

HOJAS (Segmento).

1

Cada octubre se hace importante, no, necesario
ver las hojas girar, estar rodeado
por el giro de las hojas; no es sólo el simbolismo
de confrontar en la muerte del año tu muerte,
una brillante aparición de despedida, a pesar de la ironía
no se te escapa que la naturaleza es más seductora
cuando está a punto de morir, ostentando el esplendor de su
incipiente salida, un final que al menos hasta ahora
los efectos del progreso humano (polución, lluvia ácida)
aún no te han asustado lo suficiente como para hacerte creer
que es real; es decir, tú sabes que este final es un engaño
porque, por supuesto, la naturaleza siempre se renueva.
los árboles no mueren, ellos sólo fingen,
se van con estilo y vuelven con estilo: un nuevo estilo.

Traducción: Nidia Hernández

***

LEAVES

1

Every October it becomes important, no, necessary
to see the leaves turning, to be surrounded
by leaves turning; it’s not just the symbolism,
to confront in the death of the year your death,
one blazing farewell appearance, though the irony
isn’t lost on you that nature is most seductive
when it’s about to die, flaunting the dazzle of its
incipient exit, an ending that at least so far
the effects of human progress (pollution, acid rain)
have not yet frightened you enough to make you believe
is real; that is, you know this ending is a deception
because of course nature is always renewing itself—
the trees don’t die, they just pretend,
go out in style, and return in style: a new style.

Lloyd Schwartz