La maja desnuda XXV Aniversario. Co-Edición con la Universidad Metropolitana de Caracas. Dirección de Cultura UNIMET. Sellección de 25 poetas del mundo. Carlos Drummond de Andrade. Vladimir Holan. Czeslaw Milosz. Elizabeth Bishop. Sophia de Mello. Tadeusz Rozewicz. Eielson. Ledo Ivo. Philippe Jaccottet. Adrianne Rich. Blanca Varela. Derek Walccot. Adonis. Rafael Cadenas. Tranströmer. Cees Noteboom. Seamus Heaney. Peri Rossi. Herta Müller. Carmen Boullosa. Yolanda Pantin. Luisa Castro. Muhsin Al-Ramli.
Los Verdaderos Poetas Aparecen Sin que nadie se dé cuenta No tienen nada en la cabeza Escriben versos en el aire Quieren a todos tiernamente Sin que nadie los quiera Son los únicos que lloran Cuando afuera llueve Y sin que nadie se dé cuenta Desaparecen. Jorge Eduardo Eielson Perú (1924-2006) MI PATRIA Mi patria no es la lengua portuguesa. Ninguna lengua es la patria. Mi patria es la tierra blanda y pegajosa donde nací Y el viento que sopla sobre Maceió. Son los cangrejos que corren en el lodo del manglar y el océano cuyas olas siguen mojando mis pies cuando sueño. Mi patria son los murciélagos colgados del techo carcomido de las iglesias, los locos que bailan al atardecer en el hospicio junto al mar, y el cielo curvado por las constelaciones. Mi patria es la sirena de los navíos y el faro en lo alto de la colina. Mi patria es la mano del mendigo en la mañana radiante. Son los astilleros podridos y los cementerios marinos donde mis ancestros tuberculosos y con paludismo no dejan de toser y temblar en las noches frías, y el olor de azúcar en los almacenes de los puertos y las lisas que se debaten en las redes de los pescadores y las ristras de cebollas acurrucadas en la sombra y la lluvia que cae sobre los corrales de pesca. La lengua de la que me sirvo nunca es y nunca fue mi patria. Ninguna lengua engañosa es la patria. Ella sirve apenas para que yo celebre mi pobre y grande patria muda, mi patria disentérica y desdentada, sin gramática sin diccionario, mi patria sin lengua y sin palabras. Lêdo Ivo. Brasil (1924-2012) Mapa del nuevo mundo I Archipiélagos Al final de esta frase, comenzará la lluvia. Al borde de la lluvia, una vela. La vela poco a poco perderá de vista las islas y se hará niebla la creencia en puertos de toda una raza. Ha acabado la guerra que duró diez años. El cabello de Helena una nube gris. Troya un foso de cenizas blancas junto al lluvioso mar. La llovizna se tensa como cuerdas de un arpa. Un hombre de ojos nublados la toca y le arranca el primer verso de la Odisea. Derek Walcott (1930, Santa Lucía) ESPEJO DE UN SUEÑO El héroe, en vela cual ola duerme. Nuestra tierra es una niña que duerme sin cabeza y sin almohada y el rojo pensamiento depredador es un cadáver dormido. ¡Oh, ceniza de los miembros! ¡Oh, vías de los humores de mi cuerpo, del cuerpo del arabismo! ¿Desde cuándo y cómo despertaré a los durmientes? Adonis. Siria, 1930 Beloved Country Cuánto tuyo no se desenvuelve como música perdida en mí. País al que regreso cada vez que me he empobrecido. Sello, fasto, bóveda de los cofres. Nunca me has negado tu leche de virgen. Mi reflujo, mi fuente secreta, mi anverso real. Ignoro el alcance de tu olor, pero sé que has estado en todos mis puntos de partida, envolviéndome, Oriente solícito, como una ceremonia. País donde van las líneas de mi mano, lugar donde soy otro, mi anillo de bodas, estás cerca del centro. Rafael Cadenas. Venezuela, 1930. POSTLUDIO Me arrastro como un garfio sobre el fondo del mundo. Se engancha todo lo que no necesito. Cansada indignación, resignación ardiente. Los verdugos traen piedras, Dios escribe en la arena. Silenciosas estancias. Los muebles, listos para volar en el claro de luna. Avanzo silencioso hacia mis adentros A través de un bosque de vacías armaduras. Tomas Tranströmer. Suecia 1931. Traducción: Roberto Mascaró ESCOLÁSTICA Ésta es la conversación más antigua de la tierra. La retórica del agua estalla sobre el dogma de piedra. Pero en el final invisible sólo el poeta sabe cómo acaba. Moja su pluma en las rocas y escribe en una mesa de espuma. Cees Noteboom, Holanda, 1933.
SELMA, PEQUEÑO PERRO, OYE
AÚN LAS FLORECITAS SE DOBLAN CUANDO ANDAMOS,
LAS GRULLAS, LOS CISNES CON SUS NIÑOS GRISES,
ÉRAMOS UN POCO ZORROS.
EL PEREJIL SILVESTRE EN FILA,
ASÍ QUE PRIMERO ESTABA LA MAMÁ,
DESPUÉS LA MAMÁ, DESPUÉS EL PAPÁ AIRADO.
EL OTOÑO LLEGÓ SELMA, LLEGÓ LA NIEVE
ALTA HASTA LAS OREJAS Y LA CABEZA,
LLEGARON CAPAS QUE ESCONDEN,
ENGAÑADORES DE ALCES.
ANDAS CONMIGO TODAVÍA A LO LARGO DEL INVIERNO HELADO,
ANDA TU SONRISA GRACIOSA, TU TUMBA.
A LO LARGO DE RÍOS CONGELADOS
SÓLO NOSOTROS LOS GRACIOSOS
HACIA LA IGLESIA DE LOS PERROS,
ÁNGELES DEL ZORRO.
Sirkka Turkka. Finlandia 1939. VIVIR DOS VECES La memoria es una sobrevida. Mientras me inclino para besarte para acariciar tus senos pienso en la sobrevida que me sobrevendrá en tu memoria viviré más allá de mis años en el escorzo de tu cuello tan blanco como la luz lunar una noche, en Calella, mes de agosto, año dos mil seis, viviré más allá de mis años en tu memoria de mujer nocturna que mira desde el lecho la ventana por donde una ciudad como un cuadro de Richard Estes enciende y apaga sus luces en medio de los carteles de Bancos y de Cajas de autos y de oficinas Viviré más allá de mis años en tu memoria de mujer que al amarme se ama en mi amor y recordarás el edredón de plumas con el que cubrías tu desnudez y la botella de agua que se caía en medio de los besos y la luz del televisor mudo que iluminaba blancamente nuestros cuerpos oscureciéndolos a veces La memoria es una sobrevida. Mientras me inclino para besarte sé que vivo dos veces la vez de esta noche tibia de otoño en la que te acaricio con las manos con los dedos con el pensamiento y con la voz y la sobrevida de tu memoria donde nos amamos más allá del tiempo en medio de la ciudad iluminada y silenciosa que no duerme porque estamos en vigilia vigilia del goce vigilia de amor Cristina Peri Rossi. Uruguay. 1941. ¿TAMBIÉN TIENES UVAS? En la madraza de la ciudad que huele a morería, bajo arabescos que se recortan y se retuercen, los críticos académicos explican la revelación: fluyen las significaciones como la vida misma, el lenguaje sirve para llegar a acuerdos sin impedir que cada cual mantenga su criterio; es la que sirvió para que un anciano enfermo que perdió una pierna, con el rostro cruzado de cicatrices siberianas, tras los barrotes, bajo el cielo de su patria, desde la penumbra de su gargantuesca máscara, pudiera confundir las mentes de los papagayos de París. Y así quedaron los críticos, intercambiándose alabanzas y dándose palmaditas en la espalda, pero con sus puñales andaluces prestos en el bolsillo. Me fui. No porque yo fuera mejor ni más sabio que los otros. Ya había pasado otras veces por lo mismo. En el principio de los siglos, aun antes de que naciera aquel que recomendara ofrecer la otra mejilla, el sabio cobijado bajo el tejado de la pagoda había sentenciado: “Todo fluye. Nada podrá contra ello la espada ni la palabra”. Lo supe de otro modo. Lo intuí cuando una mujer joven, con su mirada tierna trenzada en la corcova, se inclinó ayer sobre sus hijos sanos, concebidos con su marido jorobado; y hoy lo intuyo a través de la vocecita tenue de mi hija de dos años que me ha preguntado por teléfono: “¿También tienes uvas?”. Sin saber qué hay más allá de los países y los mares, sin saber que hay diferencia entre un día y un año, más que en realidad no hay diferencia alguna. Jüri Talvet. Estonia. después de perder el tren de la noche le dije al jefe de la estación voy a recostarme un rato sobre el banco dijo bueno e inspeccionó las partes lubricadas de la barrera sus muñecas parecían las patas delanteras de perros grandes los que giran por las torres de agua porque les da miedo la sombra quiso saber si YO pensaba en el hermano en la cárcel le pregunté lo conoces dijo casualmente no estaba previsto Herta Müller. Rumanía, 1953. ¿Quo vadis? ¿Dónde caíste, Patria insomne, como el astro del cuento, como la ebria que se estrella contra un poste de luz? Tu masa más densa, más austera, más sólida, más real, puede comprimirse y caber en un dedal, o en el bordado de aquella blusa. De que estés, no hay duda. ¿Pero a dónde vas? Entre los humos de una guerra entre todos, en la que nadie sino mercenarios participa –las balas que vuelan no tienen convicciones, son de paga federal, estatal, o de este capo o el otro etcétera… Ráfagas a sueldo–, te nos escapas, Patria en fuga. (Tu aliento de miel de ráfagas a sueldo.) (Tu aliento de ajo y chocolate y chiles diversos.) (Tu aliento a piedra de moler, molcajete y ajo y miel y chiles y pimienta y canela. (Tu aliento a piedra del sacrificio, a sangre, al corazón que aún palpita.) Carmen Boullosa. México, 1954. Fidelidad Vivía inútilmente leyendo los periódicos pensando en el enigma del poder y en las causas de la obediencia. Adam Zagajewski a las preguntas que hemos transitado a lo largo de estos años y quedan sin responder huérfanas; a los posos cuando ‘algo’ viene desde un resto antiguo que azuza el temor con cristos en los cruces de caminos; a los vampiros; a las pesadillas recurrentes; a los olvidos sumidos en pobreza y astuta sumisión; a los trazos que nos dicen de la mano de un niño sobre un mapa socorrido, y al intento de comprender. Yolanda Pantin. Venezuela 1954. LA CAÍDA Las montañas cristalizan en mil años y el mar gana un centímetro a la tierra cada dos milenios, horada el viento la roca en cuatro siglos y la lluvia, también la lluvia se toma su tiempo para caer. Se paciente con mi corazón que suspira por una obra duradera. Como el viento, como la lluvia, también mi corazón se toma su tiempo para caer. Luisa Castro. España 1966. Después de la lluvia: Soles en las nubes y en los riachuelos, dulces de almendras y de avellanas, miel de dátiles y un pan caliente. Después de la lluvia: Mi madre, mis hermanos y nuestra casa de barro, nuestras palomas blancas. Después de la lluvia: Arcos coloridos de paz, sin armas, sin presidente. Después de la lluvia, ... después de la lluvia. Muhsin Al-Ramli. Irak 1967