Cristina Peri Rossi Yo tenía 33 años y él, 60, entonces. La foto la hizo en Barcelona, en su taller, de Barcelona, mi amigo, el pintor uruguayo glauco capozzoli. Para disimular la tremenda diferencia de altura entre julio y yo, glauco le pidió que él estuviera sentado yyo de pie. Es una foto entrañable para mi y para el, especialmente porque aninguno de los dos nos gustaba hacernos fotos. Yo amo la fotografía, pero no ser objeto fotográfico.
Otros cinco poemas para Cris 1. Todo lo que precede es como los primeros momentos de un encuentro después de mucho tiempo: sonrisas, preguntas, lentos reajustes. Es raro, me pareces menos morena que antes. ¿Se mejoró por fin tu tía abuela? No, no me gusta la cerveza. Es verdad, me había olvidado. Y por debajo, montacargas de sombra, asciende despacio otro presente. En tu pelo empiezan a temblar las abejas, tu mano roza la mía y pone en ella un dulce algodón de humo. Hueles de nuevo a sur. 2. Tienes a ratos la cara del exilio ese que busca voz en tus poemas. Mi exilio es menos duro, le sobran las defensas, pero cuando te llevo de la mano por una callecita de París quisiera tanto que el paseo se acabara en una esquina de Montevideo o en mi calle Corrientes sin que nadie viniera a pedir documentos. 3. A veces creo que podríamos conciliar los contrarios hallar la centritud inmóvil de la rueda salir de lo binario ser el vertiginoso espejo que concentra en un vértice último esta ceremoniosa danza que dedico a tu presente ausencia. Recuerdo a Saint-Exupéry: “El amor no es mirar lo que se ama sino mirar los dos en una misma dirección”. Pero él no sospechó que tantas veces los dos mirábamos fascinados a una misma mujer y que la espléndida, feliz definición se viene al suelo como un gris pelele. 4. Creo que no te quiero, que solamente quiero la imposibilidad tan obvia de quererte como la mano izquierda enamorada de ese guante que vive en la derecha. . Ratoncito, pelusa, medialuna, calidoscopio, barco en la botella, musgo, campana, diáspora, palingenesia, helecho, eso y el dulce de zapallo, el bandoneón de Troilo y dos o tres zonas de piel en donde hace nido el alción, son las palabras que contienen tu cruel definición inalcanzable, son las cosas que guardan las sustancias de que estás hecha para que alguien beba y posea y arda convencida de conocerte entera, de que sólo eres Cris.