Jorge Eduardo Eielson. Nació en Perú el 13 de abril de 1924. Murió en Milán en el año 2006. De madre peruana y padre de origen Nórdico. Fue un Artista en el mejor sentido de la palabra, además de poeta, un gran poeta, Jorge Eduardo Eielson fue un renombrado Artista plástico, amén de Dramaturgo y Narrador. A los 21 años gana el Premio Nacional de Poesía con REINOS, también fue Premio Nacional de Teatro. Con sus amigos Javier Sologuren y Sebastián Salazar Bondy publica una antología de poesía peruana con ilustraciones de Fernando de Szyszlo. En 1949 obtiene una beca que le permite viajar a París, en 1950 gracias también a una beca, se traslada a Ginebra. En 1951 llega a Roma y hacia finales de los 70 se establece en Milan, vivió durante 50 años en Italia. Participó en varias ocasiones en la Bienal de Venecia, expuso en las galerías y museos más importantes del mundo. Su obra poética goza de un gran reconocimiento y ha sido traducida a muchos idiomas. Estuvo vinculado al budismo Zen. Doble Diamante, Habitación en Roma, Mutatis Mutandis, Noche Oscura del cuerpo, Poesía Escrita, Arte Poética y Del absoluto amor, son sus libros de Poesía. En Italia existe una Fundación con su nombre que lleva adelante Martha Canfield. Puedes oír su voz en Poesiaudio y un poema en inglés leído por Askold Melnizcuk.
La sonrisa de Leonardo es una rosa cansada Soportando el peso de una sola columna y sin embargo Aplastado por el cielo gris e imperceptible de Florencia Observando una paloma una gota de luz en la espesura La sombra de Brunelleschi sobre la mesa vacía Pero encerrado para siempre en un huevo de agua y tierra Como el pincel de Piero como la espuma Como la suavidad el rumor de la sangre entre los pliegues de la Madonna Pero buscando una apertura un intersticio celeste entre las nubes Imaginando un objeto imposible Una máscara de papel quemado al voltear una esquina Como si el huracán viajara sobre rieles de diamante Diciendo por ejemplo hoy está cerrado El cafetín de al lado y la mantequilla Apenas basta para seguir viviendo y alcanzar la salida Gritando que estoy triste que estoy triste Insultando el mapa mundo la cúpula sublime Cuando la verdad no deseo nada no me importa nada Sino fumar tranquilamente al borde de la cama Como cuando era niño y tomaba el desayuno mirando hacia delante Mientras mi corazón que tal imbécil mi corazón Crece y crece como un tumor de terciopelo Pensando qué jodido el cielo qué mierda la vida Las nubes grises los excrementos la basura Y llorando amargamente al pie del Arno hasta caer rendido Como Petrarca o como Dante sin volver a ver tu ombligo Pero arrastrando entre la gente una túnica encendida Escribiendo inútilmente que te adoro en la pared de enfrente Dibujando el mundo entero en el espejo del barbero Delante de tus ojos abiertos y sin embargo cubiertos Por filamentos de algodón vespertino Que mis manos ni mis lágrimas logran disipar Pero sin una taza de café caliente Ni un cigarrillo ni una estrella en el bolsillo Y ningunas ganas de seguir mirando hacia adelante Entrando y saliendo del mismo cine tibio como vientre de elefante Derramando rabia y silencio sobre una esfera amarilla Encima de cualquier objeto rosado y palpitante Domando la perspectiva el torrente de la vida con un sola mirada Pidiendo auxilio balbuceando implorando Como caballo que naufraga bajo la cama revuelta Como si tu cuerpo fuera sólo una palabra En un poema que no comienza y no acaba Como si no bastaran un biberón y un esqueleto Para seguir viviendo entre líneas y entre líneas Decirte nuevamente que te adoro que te adoro que te adoro Que tu corazón y tu sexo son la misma cosa con sabor a paraíso Viendo crecer la cebolla la desesperación la lujuria El círculo de Minos en la muchedumbre y en la mano La confusión que reina entre los hombres como un encaje ensangrentado El mito del progreso más infame y más antiguo que la muerte Siguiendo un hilo de saliva hasta el final del laberinto Un saxofón de carne y hueso cuyo sonido envejece Mientras el sol declina y la electrónica comienza Su danza miserable alrededor de mi cabeza Mirando finalmente el mismo cielo azul deshabitado Y pensando que estoy loco que jamás podré alcanzarte Que después de tanto esfuerzo tanta batalla perdida No sería extraño que en lugar de tu belleza Encontrara sobre la almohada un soldado que agoniza Intestinos y flores vivas bajo los blue-jeans raídos Los cabellos en el suelo la pupila entre las nubes Pero sin esperanza alguna acariciando la inmundicia Un último canto a la materia a la divina energía Antes de convertirlos nuevamente en una máquina inservible La cabeza reclinada contra un muro de ceniza Pensando desgraciados mi cerebro es de oro puro Mi corazón de terciopelo mi sexo de cristal Dispuesto a morir por una rosa pero en un campo minado Con ametralladoras y cañones de verdad Contra la estupidez contra la tristeza Pero sin esperanza alguna casi sin pestañear Ni abrir la puerta del baño para no ver mi futuro La tapa de water-closet el cepillo de dientes la pomada Y recordar que hoy es lunes y que el amor no es nada.