Guido Gezelle. Bélgica, (Brujas 1830-1899) Poeta Profesor y Sacerdote. Tomó partido politicamente por los más pobres. Fue un Poeta de sentimientos religiosos y también le cantó a la naturaleza. Escribió tres libros de poesía en flamenco: Flores del cementerio, 1858. Corona del tiempo, 1893 y Collar de rimas en 1897. En Brujas su ciudad natal hay un monumento en su honor.
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Ay tu susurro, oh esbelto junco, qué diera por tu triste canto cuando te empuja el viento blando doblando tu penacho hirsuto y así te inclinas todo humilde que te enderezas al segundo mientras modulas tu aria triste que a mí me encanta, oh esbelto junco. Ay tu susurro, oh esbelto junco. Cuántas, cuántas veces no he estado junto a tus lagos, solitario, contemplando los suaves rizos del agua en calma, todo mudo, admirando tu fino tallo y escuchando ese dulce canto que me silbas, oh esbelto junco. Ay tu susurro, oh esbelto junco. Cuántos te ven y no te miran, oyen de paso tu armonía pero no atienden, sordomudos, a tu lamento turbador; pasan de largo a tu áureo son sin entender tu hondo murmurio, oh mi querido, esbelto junco. Oh susurrante, esbelto junco: no es despreciable tu voz, no. Dios creó el río y tu esbeltez; Dios dijo: «Sopla», y vino el viento a hacer vibrar tu tallo fino pulsándolo como a un bordón; Dios te escuchó y tu voz de prez plugo al Señor, oh esbelto junco. Oh no, silbante, esbelto junco, no menosprecia mi alma tu habla; pues que del mismo Dios, mi alma, recibió el don, a Su conjuro, de comprender tu dulce arrullo. No, no, oh no, mi esbelto junco: no menosprecia mi alma tu habla. Tu susurro, ay, mi esbelto junco, resuena ya en mi triste canto que llega apenas, hecho un planto, a las plantas de Dios, Señor de ambos. Mi Dios: si amas la débil lengua de un violín juncal, atiende mis pobres mas vibrantes quejas, ay de mí, junco también doliente. Traducción: Antonio Carrasquer