George Kovach

George Kovach. Editor y editor fundador de la revista CONSEQUENCE, Revista literaria internacional que aborda la cultura y las consecuencias de la guerra a través de la literatura y las artes. Poeta y Veterano de combate, ha dirigido una serie de talleres de escritura para veteranos de guerra con trastorno de estrés postraumático. Fuente: Arrowsmith

LA BASÍLICA


Nuestro guía sabe las preguntas que le haremos:
el obelisco, las figuras talladas en las puertas,
la nueva puerta de la muerte. Responde sin esfuerzo
como su acento, ensayado, programado, como el tiempo
por el que pagamos. Entramos por la puerta
de los sacramentos. Sin pecado no hay redención.
En la cúspide del domo de Miguel Ángel
hay un ojo que no parpadea, dilatado, oscuro.
No puedo distinguir lo que hay en la geometría borrosa
de la pupila, una palabra, tal vez, o nada
más que una mota donde cayeron los mosaicos
hacia la tumba de Pedro y al baldaquino,
el bronce arrancado del Panteón —lo que no hicieron
los bárbaros, lo hicieron los Barbarini— columnas
retorcidas, de piel oscura, hojas doradas, arrogantes
abejas papales ocupando espacio entre ramas de olivo,
la adición barroca de un papa derrochador.
No hay sentido de la escala; cada perspectiva
está bloqueada por ángulos, siglos de ángulos diseñados
para el éxtasis, construidos sobre cajas de huesos.
 
Traducción: Melania Suárez
 
 
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BASILICA


Our guide knows the questions we’ll ask:
the obelisk, the carved figures on the doors,
the new door of death. Answers effortless
as her accent, scripted, scheduled, the time
we’ve paid for. We go in through the door
of sacraments. No sin, no redemption.
In the apex of Michelangelo’s dome
an unblinking eye, dilated, dark.
I can’t make out what’s in the pupil’s blurred
geometry, a word, maybe, or nothing
more than a mote where mosaic tiles fell
to Peter’s grave to the baldacchino,
bronze pried from the Pantheon—what the barbarians
didn’t do, the Barbarinis did—contorted
columns, dark-skin, gilt leaves, hubristic papal
bees squatting between olive branches,
a profligate pope’s baroque addition.
There’s no sense of scale; every perspective’s
blocked by angles, ages of angles designed
for rapture, built on boxes of bones.