Gabriela Kizer

Gabriela Kízer.  Caracas, 1964. Licenciada en Letras, Universidad Central de Venezuela donde actualmente se desempeña como docente en la Escuela de Artes. En poesía ha publicado: Amagos 2000. Guayabo, 2002. Premio: VII Bienal de Literatura “Mariano Picón-Salas” con su poemario Tribu, Mérida, 2007.

URBANO



No, no puedo escribir un poema sobre callejones largos,
anchos o estrechos.
Mi ciudad no es una ciudad de cemento que se agrieta
ni de tonos grisáceos para la mejor llegada del ocio.
Yo no tengo nada de esto.
Voy a las horas pico pegada a un volante
que se pega a su vez a un mal sonido de cante jondo,
voy siempre por las mismas avenidas y con el mismo calor.
Debo pedir perdón,
perdón a quienes convidan a pasear por postales
y no sé qué otra sensibilidad citadina.
Perdón porque no voy con mi escaso pasado rural a cuestas
ni juego a silbar sobre un trencito desvencijado e inexistente
que pasa cada día frente al mural de los locos
donde suponemos que yo aguardo para ir al cine.
Perdón por no estar tras ese mural y por no ir al cine.
Perdón porque el cemento es gris
y yo sólo tengo horas pico
y arena y alguna persistencia engañosa en hacer pie.
Perdón a todos los seres que como yo pululan
sobre los mediodías de junio,
a los oficinistas que no puedo retratar
con sus almuerzos comprados o sus termos
y el cepillo de dientes dentro de la cartera.
Perdón cien veces por anticipado
a los hombres que he dejado cuando más me amaban
o a los que me amaron cuando comenzaba a dejarlos
o a los que dejaré de lado sin amar.
Perdón al mendigo que me saludó sin pedirme limosna
y yo no pude dársela aunque la tenía en la mano
y me justifiqué diciendo que los mendigos bendicen pero no saludan
durante todo lo rojo que un semáforo dura
perdiendo el tiempo con los otros carros,
perdiendo el tiempo.
Perdón a la cara del loco que camina
pegado siempre al último recodo de la autopista
y a la sociedad protectora de animales que vendrá a recogerlos
si se entera y a todo lo que no se da por enterado, perdón.
Esta ciudad no tiene alma y es mía.
Esta ciudad no tiene alma.
Esta ciudad.