Gabriel Kizer es Poeta y biógrafa venezolana, Licenciada en Letras de la Universidad Central de Venezuela. Magíster en Literatura Latinoamericana Contemporánea de la Universidad Simón Bolivar. Profesora de la Escuela de Artes y de la Maestría en Literatura Comparada de la Universidad Central de Venezuela, en el área de literatura. Libros de poesía: Amagos. Caracas: Monte Ávila Editores, 2000. Guayabo. Bogotá: Ediciones Arte Dos Gráfico/Ediciones Esta Tierra de Gracia, 2002. Tribu. Caracas: La Cámara Escrita, 2011 (Premio VII Bienal de Literatura «Mariano PicónSalas»).Pavesa. Caracas/Nueva York: Ediciones Letra Muerta, 2019, y En falso, publicado en España por Visor de Poesia y el Fondo de la Cultura Urbana de Caracas. Gabriela Kizer mereció los premios: Premio de autores inéditos de Monte Ávila Editores, 1999. Premio Internacional de Poesía «José Barroeta», 2007. Vive en Caracas. Presentó en abril de 2022, su mas reciente libro publicado por Visor de Poesia: «En falso», La prologuista del libro, la escritora, poeta y columnista Luisa Castro, actual directora del Instituto Cervantes en Bordeaux (Francia) comenta: «Gabriela Kizer en «En falso» nos presenta un poemario dividido en cinco secciones y escrito a lo largo de doce años; «En falso» es un libro que nos sorprende tanto por la riqueza de su variedad expresiva como por el uso que la poeta hace del lenguaje.»
Aquí les dejamos: ANIMAL PLANET, que aparece en su más reciente libro: «En Falso» publicado por Visor de Poesia y La Fundación para La Cultura Urbana de Caracas, en España, año 2022.
ANIMAL PLANET El pelícano flota, herido, sobre las aguas del mar Caribe. No lo imagina un joven a bordo de un paquebote. No es el albatros de Baudelaire. Minutos antes, el cardumen avanzaba hacia el faro. Pelícano y pescador observaban atentos. De pronto, un pez enfiló hacia la carnada. El pelícano se lanzó en picada sobre el pez. Ambas acciones se conjugaron por obra del azar y no de ninguna figura retórica. Cuando llegamos al muelle ya el pez agonizaba en la bolsa bajo el pico del pelícano, ya el pelícano flotaba, herido, sobre las aguas. Hombres en lancha intentaban salvarlo. El pescador deportivo nos dio, risueño, la bienvenida: la caña tenía un segundo anzuelo. Pocos espectadores curioseaban. No había griterío. No había marinero quemándole el pico, sádico, con su pipa. Estas no son las aguas de los mares del Sur, pensé, ni el instante es el pez ni el pez es el plomo ni el plomo la cuerda enredada en el ala del pelícano que flota, herido, sobre las aguas del mar Caribe con un pez adentro, con dos anzuelos adentro, con el ala enredada en el plomo. Haga la alegoría usted, hipócrita lector, mi semejante, ¡mi hermano!