Enrique Arvelo Larriva. Venezuela. (Barinitas, 1886 – Caracas, 1962). Vivió la mayor parte de su vida en la provincia. Se muda a Caracas en 1945. Mantuvo correspondencia con Gabriela Mistral y Juana de Ibarbourou. Su primer libro: Voz Aislada, lo publica en 1939. El Cristal Nervioso en 1941. Poemas de una pena en 1942. El Canto del Recuerdo en 1949. Mandato del Canto en 1957, (Premio Municipal de Poesia). Y Poemas perseverantes en 1960.
EMOCIÓN Y VENTAJA DE LA PROBADA PROFUNDIDAD Gracias a los que se fueron por la vereda oscura moliendo las hojas tostadas. A los que me dijeron: esperanos bajo ese árbol. Gracias a los que se fueron a buscar fuego para sus cigarrillos y me dejaron sola, enredada en los soles pequeños de una sombra olorosa. Gracias a los que se fueron a buscar agua para mi sed y me dejaron ahí bebiéndome el agua esencial de un mundo estremecido . gracias a los que me dejaron escuchando un canto enselvado y viendo soñolienta los troncos bordados de lianas marchitas. Ahora voy indemne entre las gentes. ******** Destino Un oscuro impulso incendió mis bosques ¿Quién me dejó sobre las cenizas? Andaba el viento sin encuentros. Emergían ecos mudos no sembrados. Partieron el cielo pájaros sin nidos. El último polvo nubló la frontera. Inquieta y sumisa, me quedé en mi voz. *************** TÚ, EL MINÚSCULO Pájaro pequeñísimo, que recién nacido me dieron, cómo me causó asombro ver en tu implume y breve cuerpo la vida, tan perfecta, que ya alzaba tus alas en ensayo del ensayo del vuelo. Mas fue mayor mi asombro cuando estuviste plenamente quieto. Confunde ver la inmensa muerte entrar toda en un mínimo cuerpo. Y aún me diste otro asombro: tú, el minúsculo en la vida, crecías hasta parecerme un gran muerto. Caído en mi mano, con sudario de luz de tarde, crecías ante mis ojos abiertos y mudos. Crecías en la nada como si fueses por lo eterno