Edna St. Vincent Millay Maine (1892-1950). Fue una de las poetas más exitosas y valorada de Los Estados Unidos. Gana el Premio Pulitzer de Poesía en 1923. Respetada por sus Sonetos, y poesía en general, fue Bohemia e irreverente. Se preciaba de ser una gran lectora. Su poema “Renacimiento» y sus lecturas de poesía le valieron un gran reconocimiento. Gozó en vida de una gran notoriedad, a los quince le fueron publicados varios poemas en revistas juveniles y en la prestigiosa Anthologie Current Literature. Fue condecorada con La Medalla Robert Frost. En Nueva York existe una Sociedad con su nombre. La voz del poema que ofrecemos es de la poeta nacida en Nueva York; Sophie Cabot Black, quien gentilmente leyó a Edna St. Vincent Millay para La maja desnuda.
Justicia negada en Massachusetts Abandonemos nuestros jardines y vayamos a casa a sentarnos en el salón. ¿Florecerá la espuela o crecerá el maíz bajo esta nube agria a la semilla fructífera? Está la tierra fría bajo esta nube que cobija grama y mala hierba, los hemos pisoteados pero no podemos conquistarlos Hemos doblado la hoja de la azada contra sus tallos. Vayamos a casa a sentarnos en el salón. En nuestra vida nunca se despejará la nube ni brillará el sol como antes magnánimo con nosotros desde la relumbrante bahía nunca soplarán vientos benignos desde el mar para mecer las hojas de maíz como un pacifica melodía Desamparado, desamparado está el comedero azul del pesebre Y los pétalos caen al suelo dejando al árbol sin frutos El sol que nos calentaba la espalda inclinada y secaba la mala hierba arrancada no volveremos a sentirlo moriremos a oscuras, nos enterrará la lluvia Qué hemos heredado de los espléndidos muertos: surcos para acoger el grano y alicaídas malas hierbas Ve ahora la plaga y la babosa El mal no abruma la alondra y el maíz los hemos visto hundirse. Sentémonos aquí, quietos, en el salón de casa hasta morir; cuando oigamos los pasos de la Muerte en el camino, sigámosla Y dejemos a los hijos de nuestros hijos esta hermosa puerta y este olmo y una tierra arruinada para labrar con una azada rota.
ustice Denied In Massachusetts by Edna St. Vincent Millay Let us abandon then our gardens and go home And sit in the sitting-room Shall the larkspur blossom or the corn grow under this cloud? Sour to the fruitful seed Is the cold earth under this cloud, Fostering quack and weed, we have marched upon but cannot conquer; We have bent the blades of our hoes against the stalks of them. Let us go home, and sit in the sitting room. Not in our day Shall the cloud go over and the sun rise as before, Beneficent upon us Out of the glittering bay, And the warm winds be blown inward from the sea Moving the blades of corn With a peaceful sound. Forlorn, forlorn, Stands the blue hay-rack by the empty mow. And the petals drop to the ground, Leaving the tree unfruited. The sun that warmed our stooping backs and withered the weed uprooted— We shall not feel it again. We shall die in darkness, and be buried in the rain. What from the splendid dead We have inherited — Furrows sweet to the grain, and the weed subdued — See now the slug and the mildew plunder. Evil does overwhelm The larkspur and the corn; We have seen them go under. Let us sit here, sit still, Here in the sitting-room until we die; At the step of Death on the walk, rise and go; Leaving to our children's children the beautiful doorway, And this elm, And a blighted earth to till With a broken hoe.