Eavan Boland. Irlanda. (1944-2020). Fue Poeta y Profesora. Hija de una importante pintora Post-expresionista y de un Diplomático. Vivió en diferentes ciudades. Comenta que su paso en la infancia por el Reino Unido fortificó su sentimiento pro irlandés. Su primer libro de poesía lo publicó en 1962. Nuevo Territorio, en 1967, En 1975 publicaría: Caballo de guerra. Le seguirían: En su propia imagen 1980 y la noche de alimentación En 1982. En una época de violencia, 1994. La tierra perdida, 1998. Contra la poesía del amor, 2001. La violencia doméstica en 2007. Tiene un libro de prosa: “Ser poeta mujer”en 2011. Una mujer sin país, 2014. La identidad irlandesa, la desigualdad femenina y las desventajas de ser mujer en un mundo machista, fueron sus temas recurrentes. Su vida transcurrió entre Londres, el Reino Unido y Los Estados Unidos, Stanford, específicamente, donde dio clases desde 1996.
Y alma
Mi madre murió un verano—
el más húmedo según los registros estatales.
Las cosechas pudriéndose al oeste.
Los manteles a cuadros disolviéndose en jardines traseros.
Las reposeras vacías acumulando agua de lluvia.
Mientras iba hacia ella
a través del tránsito, a través de las lilas que goteaban turbias
detrás de las casas
y en las veredas, para brindarle
el último homenaje de una hija, pensé en algo
que recordé
haber oído una vez, que el cuerpo es, o
dicen que es, casi todo
agua y mientras doblaba hacia el sur, de donde es
nuestra ciudad,
una en la que
cada día los elementos comienzan
un viaje hacia otro que jamás,
dado el clima,
falla—
el océano visible en los bordes que delimita,
color de nube alcanzando el aire,
el Liffey guardando uno y llamando al otro,
la sal dando la bienvenida a su escasez en el North Wall y,
como si esto no fuera suficiente, todo eso
acabando casi todas las tardes
en nuestro discurso—
costa canal océano río corriente y ahora
madre y seguí manejando y aunque
la mente no es confiable cuando sufre, en
el próximo aguacero casi parecía
que podían ser sombras uno del otro,
el modo en que el cuerpo es
en cada uno de ellos y ahora
ellos otra vez en marcha— niebla en neblina,
neblina en bruma de mar y ambas en el esmalte aceitoso
que reposa en las barandas de
la casa donde ella se moría
mientras yo entraba.