Delmore Schwartz

Delmore Schwartz. Brooklyn, Nueva York. (1913-1966). Poeta, cuentista y dramaturgo. Estudió en Harvard. Desciende de judíos rumanos. Debutó como poeta en 1938, cuando tenía 25 años. Sufrió de trastornos mentales. Fue muy celebrado en su tiempo, aunque murió en la absoluta soledad. Ha sido una gran inspiración para músicos y cineastas. 

EL OSO PESADO QUE VA CONMIGO

 

“el estar consigo del cuerpo”

El oso pesado que va conmigo,

Embadurnado el rostro de una múltiple y variada miel,

Torpe y dando tumbos aquí y allá,

Acaparando cada sitio con su peso,

Ese bruto hambriento y golpeador

Enamorado de los dulces, del sueño y de la ira,

Factótum desquiciado que todo lo deshace,

Que trepa el edificio y patea el balón,

Que en la ciudad del odio boxea con su hermano.

Junto a mí jadea, ese pesado animal,

Ese oso pesado que conmigo duerme,

Y que dormido aúlla por un mundo hecho de azúcar,

Por un dulzor tan íntimo como el abrazo del agua,

Aúlla en sueños porque la cuerda

Tiembla mostrándole el oscuro abismo que hay debajo.

Este exhibicionista de pomposo andar está aterrado,

Embutido en su traje de gala, reventándole los pantalones,

Y tiembla cuando piensa que su carne titirante

Se deshará por fin hasta convertirse en nada.

Este animal del que no puedo escapar conmigo va,

Y me ha seguido desde que el negro útero me sostenía,

Moviéndose conmigo, distorsionándome los gestos,

Una caricatura, una henchida sombra,

El payaso estúpido de los designios de mi ser,

Que ofende y obnubila con su propia oscuridad,

Que alienta oculto en el vientre y en los huesos,

Opaco, demasiado próximo, mi secreto, y aún así desconocido,

Que se yergue para abrazar a ésa a la que amo,

Con la que quisiera caminar, de no estar él tan cerca,

Groseramente la manosea, a pesar de que me bastaría

Tan sólo una palabra para desnudar mi corazón y mostrarme como soy,

Pero él se tambalea, y lo ofusca todo, y exige su alimento,

Bajo su custodia babeante arrastrándome con él,

Entre los cientos de millones de su especie,

Y el desenfreno de la gula en todas partes.

The Heavy Bear Who goes with me

'the withness of the body' --Whitehead

The heavy bear who goes with me,
A manifold honey to smear his face,
Clumsy and lumbering here and there,
The central ton of every place,
The hungry beating brutish one
In love with candy, anger, and sleep,
Crazy factotum, dishevelling all,
Climbs the building, kicks the football,
Boxes his brother in the hate-ridden city.

Breathing at my side, that heavy animal,
That heavy bear who sleeps with me,
Howls in his sleep for a world of sugar,
A sweetness intimate as the water's clasp,
Howls in his sleep because the tight-rope
Trembles and shows the darkness beneath.
--The strutting show-off is terrified,
Dressed in his dress-suit, bulging his pants,
Trembles to think that his quivering meat
Must finally wince to nothing at all.

That inescapable animal walks with me,
Has followed me since the black womb held,
Moves where I move, distorting my gesture,
A caricature, a swollen shadow,
A stupid clown of the spirit's motive,
Perplexes and affronts with his own darkness,
The secret life of belly and bone,
Opaque, too near, my private, yet unknown,
Stretches to embrace the very dear
With whom I would walk without him near,
Touches her grossly, although a word
Would bare my heart and make me clear,
Stumbles, flounders, and strives to be fed
Dragging me with him in his mouthing care,
Amid the hundred million of his kind,
the scrimmage of appetite everywhere.