Carolyn Forché. Nació en Detroit, Michigan, el 28 de abril de 1950. Forché obtuvo un B.A. en Relaciones Internacionales en Michigan State University en 1972, y MFA en Bowling Green State University en 1975. Enseñó en varias universidades y en el programa de Maestría en Bellas Artes de la Universidad George Mason. Ahora es Directora del Centro Lannan de Poesía y Poética y ocupa la Cátedra Lannan de Poesía en la Universidad de Georgetown en Washington, D.C. Vive en Maryland. En 2020 presentó su libro: In The Lateness of The World, en La Feria del Libro de Miami, donde le hicimos una entrevista y de donde tomamos el poema que ofrecemos.
HACIA EL FINAL En este archipiélago de pensamiento desciende una neblina, las bocinas de los navíos llamando a navíos nunca vistos, un año sobrevolando en lo alto, el llanto de un año sin saber adónde fue, alguien parado en el retoño quien una vez habías conocido, el quien fuiste, (el que fuiste) un pequeño destello de reconocimiento, y de repente, así no más, - arrasado, y ninguno más por horas, un sonido que tú creíste haber oído pero que por dentro la oscuridad del amanecer ya no se oye dos toques agudos en la puerta: la muerte será, dijiste, pero ahora nada, las islas, lugares donde has estado, el mar lo inseguro, lleno de fantasmas que llaman, perdidas como son, nadie que conocieras en tu vida, la luna arriba su entereza, como la luz al fondo de una fuente abriéndose al aire helado donde habrás bajado y desandado, más liviana, ya no amarrada al propio pasado, y si no fuera por el clima de trance, de bruma y la turbiedad, entonces, podrías verlo todo de una vez: todas las islas, cada momento que viviste o lugar donde has estado, sin confusión o desconcierto, y serías una sola persona. Volverías a ser una persona. Traducción: Arturo Desimone ******** TOWARD THE END In this archipelago of thought a fog descends, horns of ships to unseen ships, a year passing overhead, the cry of a year not knowing where, someone in the aftermath who once you knew, the one you were, a little frisson of recognition, then just like that—gone, and no one for hours, a sound you thought you heard but in waking darkness is not heard again, two sharp knocks on t he door, death it was, you said, but now nothing, islands, places you have been, the sea the uncertain, full of ghosts calling out, lost as they are, no one you knew in life, a moon above the whole of it, like the light at the bottom of a well opening in iced air where you have gone under and come back light, no longer tethered to your own past, and were it not for the weather of trance, of haze and murk, you could see everything at once: all the islands, every moment you have lived or place you have been, without confusion or bafflement, and you would be one person. You would be one person again.