Carolyn Forché

Nació en Detroit, Michigan, el 28 de abril de 1950. Forché obtuvo un B.A. en Relaciones Internacionales en Michigan State University en 1972, y MFA en Bowling Green State University en 1975. Enseñó en varias universidades y en el programa de Maestría en Bellas Artes de la Universidad George Mason. Ahora es Directora del Centro Lannan de Poesía y Poética y ocupa la Cátedra Lannan de Poesía en la Universidad de Georgetown en Washington, D.C. Vive en Maryland.

HACIA EL FINAL
 
En este archipiélago de pensamiento desciende una neblina, las bocinas de los navíos llamando a navíos
  nunca vistos, un año
sobrevolando en lo alto, el llanto de un año sin saber adónde fue, alguien parado
  en el retoño
quien una vez habías conocido, el quien fuiste, (el que fuiste) un pequeño destello de reconocimiento, 
y de repente, así no más, - arrasado, y ninguno más por horas, un sonido que tú creíste
  haber oído
pero que por dentro la oscuridad del amanecer ya no se oye dos toques agudos en la
puerta: la muerte
será, dijiste, pero ahora nada, las islas, lugares donde has estado, el mar 
  lo inseguro,
lleno de fantasmas que llaman, perdidas como son, nadie que conocieras en tu vida, la
  luna arriba
su entereza, como la luz al fondo de una fuente abriéndose al aire helado
  
donde habrás bajado y desandado, más liviana, ya no amarrada
al propio pasado, y si no fuera por el clima de trance, de bruma y la
turbiedad, entonces,
  podrías verlo
 
todo de una vez: todas las islas, cada momento que viviste o lugar
  donde has estado, 
sin confusión o desconcierto, y serías una sola persona. Volverías a
  ser una persona.
 
 
Traducción: Arturo Desimone
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TOWARD THE END
 
In this archipelago of thought a fog descends, horns of ships to unseen
   ships, a year
passing overhead, the cry of a year not knowing where, someone
   in the aftermath
who once you knew, the one you were, a little frisson of recognition,
then just like that—gone, and no one for hours, a sound you thought
   you heard
but in waking darkness is not heard again, two sharp knocks on t
he door, death
it was, you said, but now nothing, islands, places you have been, the sea
   the uncertain,
full of ghosts calling out, lost as they are, no one you knew in life, a
   moon above
the whole of it, like the light at the bottom of a well opening in iced air
where you have gone under and come back light, no longer tethered
to your own past, and were it not for the weather of trance, of haze and
   murk, you could see
 
everything at once: all the islands, every moment you have lived or place
   you have been,
without confusion or bafflement, and you would be one person. You would
   be one person again.