Carlos Drummond de Andrade. Brasil, Itabira, Minas Gerais (1902-1987). reconocido como uno de los poetas mayores de Brasil de todos los tiempos. Libros: Alguna poesía, Sentimiento del mundo, La rosa del pueblo, La vida pasada a limpio, lección de cosas.
BÚSQUEDA DE LA POESÍA No hagas versos sobre acontecimientos. No hay creación ni muerte ante la poesía. Ante ella, la vida es un sol estático, ni calienta ni ilumina. Las afinidades, los aniversarios, los incidentes personales no cuentan. No hagas poesía con el cuerpo, ese excelente, completo y confortable cuerpo, tan opuesto a la efusión lírica. Tu gota de bilis, tu careta de gozo o de dolor en la oscuridad son indiferentes. No me reveles tus sentimientos, que se valen del equívoco e intentan un largo viaje. Lo que piensas y sientes, eso aún no es poesía. No le cantes a tu ciudad, déjala en paz. El canto no es el movimiento de las máquinas ni el secreto de las casas. No es música oída al pasar; rumor de mar en las calles junto a la línea de espuma. El canto no es la naturaleza ni los hombres en sociedad. Para él, lluvia y noche, fatiga y esperanza nada significan. La poesía (no saques poesía de las cosas) suprime sujeto y objeto. No dramatices, no invoques, no indagues. No pierdas tiempo en mentir. No te detestes. Tu yate de marfil, tu zapato de diamante, tus mazurcas y excesos, los esqueletos de tu familia desaparecen en la curva del tiempo, son intransferibles. No recompongas tu sepultada y melancólica infancia. No osciles entre el espejo y la memoria en disipación. Que si se disipó, no era poesía Que si se quebró, cristal no era. Penetra sordamente en el reino de las palabras. Ahí están los poemas que esperan ser escritos. Están paralizados, pero no hay desespero, hay calma y frescura en la superficie intacta. Helos ahí solos y mudos, en estado de diccionario. Convive con tus poemas, antes de escribirlos. Ten paciencia, si son oscuros, Calma, si te provocan. Espera que cada uno se realice y consuma con su poder de palabra y su poder de silencio. No fuerces el poema a desprenderse del limbo. No recojas del suelo el poema que se perdió. No adules al poema. Acéptalo como él aceptará su forma definitiva y concentrada en el espacio. Acércate más y contempla las palabras Cada una tiene mil caras secretas bajo su rostro neutro y te pregunta, sin interés por la respuesta, pobre o terrible que le darás: ¿Trajiste la llave? Fíjate: yermas de melodía y concepto se refugiaron en la noche, las palabras. Aún húmedas e impregnadas de sueño, ruedan en un río difícil y se transforman en desprecio. Traducción: Nidia Hernández.