Amy Lowell

Amy Lawrence Lowell. Nacida en Brookline, Massachusetts. (Boston, 9 de febrero de 1874 – 12 de mayo de 1925), poeta, crítica y conferenciante. Descendía de varias familias notables de Nueva Inglaterra. Hermana del famoso astrónomo Percival Lowell, que predijo la existencia de Plutón y de Abbott Lawrence Lowell, presidente de la Universidad de Harvard. Recibió educación formal entre los diez y los diecisiete años, pero su verdadera educación la recibió leyendo en la biblioteca de su familia y en el Boston Athenaeum. Excéntrica y muy particular en su tiempo. Publica por primera vez en 1910. Adoptó el verso libre, perteneciente a la estética del imaginismo. Lowell publicó más de seiscientos poemas en once volúmenes. Su obra no despertó interés en su momento, pero su poesía con el tiempo ha ido ganando espacio. En 2015 fundó en Boston, The New England Poetry Club con Robert Frost y Conrad Aiken y fue su primer Presidente. En 1926 se le concedió el Premio Pulitzer de poesía a título póstumo. Existe un importante Premio que lleva su nombre.

Devon Walker-Figueroa reads Interlude

INTERLUDE

When I have baked white cakes
And grated green almonds to spread upon them;
When I have picked the green crowns from the strawberries
And piled them, cone-pointed, in a blue and yellow platter;
When I have smoothed the seam of the linen I have been working;
What then?
To-morrow it will be the same:
Cakes and strawberries,
And needles in and out of cloth.
If the sun is beautiful on bricks and pewter,
How much more beautiful is the moon,
Slanting down the gauffered branches of a plum-tree;
The moon,
Wavering across a bed of tulips;
The moon,
Still,
Upon your face.
You shine, Beloved,
You and the moon.
But which is the reflection?
The clock is striking eleven.
I think, when we have shut and barred the door,
The night will be dark
Outside.

 

INTERLUDIO


Cuando haya horneado blancos pasteles
y rallado almendras verdes para cubrirlos;
cuando haya quitado los verdes rabitos de las fresas
y las haya apilado en una fuente azul y amarilla,
cuando haya alisado las arrugas de la mantelería
en la que he estado trabajando…
¿entonces, qué?
Mañana será lo mismo:
pasteles y fresas,
y agujas dentro y fuera de la tela.
Si el sol es hermoso sobre los azulejos y los estaños,
cuánto más hermosa es la luna,
reclinándose en las rizadas ramas del ciruelo;
la luna,
ondulando en un lecho de tulipanes;
la luna
inmóvil,
sobre tu rostro.
Tú brillas, Amada,
tú la luna.
¿Pero cuál es el reflejo?
El reloj está dando las once.
Pienso que cuando cerremos la puerta,
oscura será la noche
afuera.

***