Seamus Heaney

Fuera de este mundo

En memoria de Czeslaw Milosz

”Como cualquier otro…”

“Como cualquier otro, incliné la cabeza
durante la consagración del pan y el vino
alcé los ojos hacia la hostia levantada y el cáliz levantado
creí (sea lo que sea que eso signifique) que sucedía un cambio.
Fui hasta el altar) y  recibí el misterio
sobre la lengua, volví a mi lugar, apreté los ojos, hice
una acción de gracias, abrí los ojos y sentí
que el tiempo comenzaba nuevamente.
                                                      Nunca hubo una escena
en que yo pusiera esto en claro conmigo o con otro.
La pérdida sucedió fuera de escena. Y con todo, no puedo
repudiar palabras tales como ‘acción de gracias’ u ‘hostia’
o ‘pan  de comunión’. Tienen un tremor
inmortal y brotan como agua de un pozo muy profundo”.


Traducción: Carolina Iribarren

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OUT OF THE WORLD
In memory of Czeslaw Milosz
Like everybody else…
Like everybody else, I bowed my head
during the consecration of the bread and wine,
lifted my eyes to the raised host and raised chalice
believed (whatever it means) that a change occurred.
I went to the altar rails and received the mystery
on my tongue, returned to my place, shut my eyes fast, and made
an act of thanksgiving, opened my eyes, and felt
time starting up again.
There was never a scene
when I had it out with myself or with another.
The loss occurred off stage. And yet I cannot
disavow words like ‘thanksgiving’ or ‘host’
or ‘communion bread.’ They have an undying
tremor and draw, like well water far down.


*****


Al fondo del jardín, al alcance del agua del río,
en una esquina murada como una alberca
o el horno de una abadía sin techo
o una villa romana de suelo roto
han plantado su bosque de abedules.


Hace poco de eso pero cada mañana
ya se ofrecen al sol como ellos mismos
mientras crecían, lo blanco de la corteza
sufrido y fresco como el blanco camisón de satén
que ella dobla y alisa mientras vierte el té
y se sienta en frente de donde él
balancea una sandalia en su pie puntual,
tan desnudo como el de un abad.


Ladrillo rojo y pizarra, un ciruelo
y un manzano mantienen su credibilidad,
un cd de Bach hace la ronda del jardín o del prado.


Sobre ellos un rastro en el aire se encoge
y ondula como una vara de sauce
o la llama de una vela.


“Si algo nos enseña el arte”,
dice él, triunfando sobre la vida con una cita,
“es que la condición humana es privada”


***


La península


Cuando sientas que nada más queda por decir,

vete un día entero a la  península.

El cielo allí es tan alto como una autopista

y la tierra está sola, sin señal alguna.

Ve allá, no importa que siempre la tierra se derrumbe

Al caer de la tarde, del mar y las colinas bebe el horizonte.

los campos roturados se tragan los blancuzcos gabletes

y a la sombra regresas.

Recuerda ahora la vidriosa playa y del bote la silueta,


esa roca donde las olas se hacen trizas,

los pájaros que se sostienen sobre su larga pata,

las Islas que navegan solas entre la niebla

y vuelve entonces a casa, aún sin nada que decir

exepto que ahora puedes descifrar los paisajes

sabiendo que las cosas limpias permanecen en sus formas

con el agua y la tierra como entorno.