Martha Canfield

Martha L. Canfield. (Montevideo,1949) es catedrática de Literatura Hispanoamericana en la Universidad de Florencia, donde reside desde 1977.  Autora de cuatro poemarios en italiano y seis en español; el último, Corazón abismo, México, 2013. En 2006 fundó en Florencia el Centro Studi Jorge Eielson del que es presidente. Premio Iberoamericano Ramón López Velarde, 2015.

EL VIENTO CONSTANTE DEL MONTE VENTOUX
                               En rêvent un paysage de la Provence...

 

El intenso perfume de la tarde

con un lento vuelo se difunde

sobre la tierra inmóvil,

acaso suspirado por el monte,

acaso convertido en caricia

por el aire que ya se va agitando.

 

Caricia que promete y se suspende

a lo mejor por mejorarse

ante la altiva silueta de ese monte

ventoso y blanco hecho de piedra

que no se sabe si invita o si amenaza

o si subyuga el alma y la adormece

con la esperanza de un vuelo poderoso

todo en horizontal

o en vertical

hacia el agua del mar

o hacia los cielos

 

La transparencia de la noche

va derramando nueva luz

sobre los días venideros.

 

El monte ventoso espera.

El viento montañoso ya se mueve

mientras con un suspiro va diciendo

que ha recorrido tierras infinitas

y que trae un perfume

con la huella de imágenes fugaces

de un pasado vivido sólo en sueños.

 

Sobre la tierra despaciosa

mecida por el viento

se cierne una ilusión

y la distancia entre el cielo y la cumbre

parece inexistente

para el alma arrobada en el perfume.

 

El viento pasa como si volviera

el tiempo vuelve como si inventara

y todo recomienza

como fue anunciado.

 

Noche profunda de caminos

tan sólo verticales.

Del monte se desprende una esperanza

que define la aurora ya inminente.

 

COMO UNA PLANTA
 

Quita la hierba que me crece en torno

no ves que me sofoca

devuélveme aire y viento

la luz que ya no encuentro

aunque sea secreta y tenebrosa

me es indispensable

riégame con el agua impetuosa

del río que conoces

recórtame las ramas sin forma y voluptuosas

quita las hojas secas

cava poda despalma

déjame ser esbelta y bien segura

como antes lo era

en la pura belleza del principio

cuando el instante era más que el absoluto

y luego sin piedad

te pido por favor

córtame las raíces

arráncame del suelo

déjame volar en el aire anhelado

un día una hora un minuto feliz

déjame soñar

que no me importa nada

si la respiración me alcanza apenas

para entender la insidia

el vértigo el error

y luego desplomarme

en el sueño sin sueños

de lo oscuro inasible

del vacío sin ti.

 

 

Magliano in Toscana
Tienen


los días que se van

una dura semilla inalcanzable

y una pulpa jugosa

de albaricoque apenas desprendido

de su rama

que en la boca confunde

la sed con la frescura.

 

Tienen los días que se van

una luna visible todo el día

y transparente.

 

Olor de albahaca

y de romero tienen.

 

Y entre un paso y otro

hay una lentitud

como de ganas de estar aquí

de no llegar

no todavía

 

un poco más de este aire de canela

de este suspiro sin espera

de esta tregua si es tregua

de esta agua si es canal este dulce

lamer la orilla

sin arriesgar el flanco de la nave

 

este confiar en alas que

acaso

invisibles nos protegen.


Cambio con vuelo
La luz del horizonte

rueda por la llanura

rozando las piedras y las zarzas

besando apenas la vegetación

empobrecida por los siglos

 

El recorrido es largo y lento

 

La música del aire

vagamente anuncia

el encuentro del rayo con su llama

 

Que vive en tus ojos ignorada

 

Cuando las sombras dejan de alargarse

se levanta la luz sobre tus hombros