Fina García Marruz

Nació en La Habana, Cuba  en 1923 donde murió el 27 de junio de 2022 a los 99 años. Fue una gran poeta y una reconocida figura de la literatura hispanoamericana, se doctoró en Ciencias Sociales en 1961. Fue investigadora literaria de la Biblioteca Nacional de Cuba, José Martí, y trabajó en el Centro de Estudios Martianos. Fina García Marruz era la última sobreviviente del legendario grupo literario “Orígenes”, fundado a mediados de la década de 1940, en el que participó su esposo Cintio Vitier, Lezama Lima, Gaston Baquero, Eliseo Diego y Fina García Marruz, quien fue la única mujer del grupo, que estuvo muy influido por Federico García Lorca y Juán Ramón Jiménez. Publicaciones: Poemas, en 1942, Transfiguración de Jesús en el Monte, en 1947, Las miradas perdidas, en 1951, Visitaciones, en 1970, Viaje a Nicaragua, en 1987, Créditos de Charlot, en 1990, Los Rembrandt de l’Hermitage, en 1992, Viejas melodías, publicado en Caracas, en 1993, Nociones elementales y algunas elegías, Caracas, 1994. Habana del centro, en 1997. En España, Pre Textos publicó: El instante raro, (Valencia, 2010) y la Universidad de Salamanca y Patrimonio Nacional, en 2011, (año de la entrega del Premio Iberoamericano Reina Sofía), publica: ¿De qué, silencio, eres tú, silencio?, Una antología que contiene 12 poemas inéditos y diversos manuscritos. Reconocimientos: Fina García Marruz, recibió el Premio Nacional de Literatura en 1990, el Premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda, en el 2007, el Premio Federico García Lorca, en 2011 y en ese mismo año, el Premio Reina Sofía, de Poesía Iberoamericana.

Mucho más simple


Digo que es simple, Mucho

mas simple. Insisto

por esos que andan hablando

de aprendibles técnicas,

Es sólo una muchacha. Ciega

como toda muchacha. Sola, (en el fondo)

y desvalida, como toda muchacha.

Medias negras, suetercito pobre. El pelillo

algo rizado, leve, graciosamente, al sol.

Una muchacha que aún ignora que es bella,

y por eso es más bella todavía.

Una muchacha aún no repuesta del asombro

de serlo, que sonríe sin motivo. 

Y entonces, vino un poeta, y la vio.

 

(De: Créditos de Charlot.) 


****

SI MIS POEMAS TODOS SE PERDIESEN

Si mis poemas todos se perdiesen
la pequeña verdad que en ellos brilla
permanecería igual en alguna piedra gris
junto al aguo o en una verde yerba.

Si los poemas todos se perdiesen
el fuego seguiría nombrándolos sin fin
limpios de toda escoria y la eterna poesía
volvería bramando, otra vez, con las albas.