Reino Unido, (1887-1964). Poeta excéntrica y aristócrata. Amaba lucir trajes isabelinos. Su poema más conocido; Aún cae la lluvia, acusa su gran espiritualidad. En su casa se reunían poetas como Dylan Thomas, muchos de sus contemporáneos la acusaban de isabelina y elitesca, pero en su tiempo y mas allá fue un icono para la cultura popular londinense del que todos hablaban. Libros: La madre y otros poemas. Costumbres de la Costa de Oro. Música y Ceremonias.
AÚN CAE LA LLUVIA Aún cae la lluvia oscura como el mundo de los hombres: negra como nuestra destrucción: ciega como los mil novecientos cuarenta clavos hincados en la cruz. Aún cae la lluvia con un son parecido al latir del corazón convertido en golpear de martillo en el campo del Alfarero, y al son del pie impío sobre la tumba. Aún cae la lluvia en el campo de la sangre, donde crecen diminutas esperanzas, y el cerebro del hombre se nutre de codicia, aquel gusano de rostro de Caín. Aún cae la lluvia a los pies del hombre extenuado pendiente de la cruz. Cristo, día y noche clavado, apiádate de nosotros, del opulento y de Lázaro: bajo la lluvia las llagas y el oro son lo mismo. Aún cae la lluvia cae la sangre aún del herido costado del hombre extenuado: lleva en su corazón las heridas todas, las de la luz que se extinguió, la última y débil chispa del corazón suicida, las heridas de la triste e incomprendida oscuridad, las heridas del oso atrapado: el oso ciego y gimiente, cuya carne indefensa azotan los guardianes... las lágrimas de la acosada liebre. Aún cae la lluvia Entonces -"Oh, saltaré hasta mi Dios, que me ata al suelo" -ved cómo la sangre de Cristo surca el firmamento: se derrama de la frente que clavamos al madero hasta el profundo y moribundo, el sediento corazón que custodia los fuegos del mundo, desgarrado de dolor como una cesárea corona de laurel. Entonces se oye la voz de Aquel que, como el corazón del hombre, fue una vez niño y durmió entre animales: "Te amo aún, derramo aún mi luz inocente y mi sangre por ti.
STILL FALLS THE RAIN Dark as the world of man, black as our loss Blind as the nineteen hundred and forty nails Upon the Cross. Still falls the Rain With a sound like the pulse of the heart that is changed to the hammer-beat In the Potter's Field, and the sound of the impious feet On the Tomb: Still falls the Rain In the Field of Blood where the small hopes breed and the human brain Nurtures its greed, that worm with the brow of Cain. Still falls the Rain At the feet of the Starved Man hung upon the Cross. Christ that each day, each night, nails there, have mercy on us On Dives and on Lazarus: Under the Rain the sore and the gold are as one. Still falls the Rain Still falls the Blood from the Starved Man's wounded Side: He bears in His Heart all wounds, those of the light that died, The last faint spark In the self-murdered heart, the wounds of the sad uncomprehending dark, The wounds of the baited bear The blind and weeping bear whom the keepers beat On his helpless flesh... the tears of the hunted hare. Still falls the Rain Then O Ile leape up to my God: who pulles me doune See, see where Christ's blood streames in the firmament: It flows from the Brow we nailed upon the tree Deep to the dying, to the thirsting heart That holds the fires of the world, dark-smirched with pain As Caesar's laurel crown. Then sounds the voice of One who like the heart of man Was once a child who among beasts has lain "Still do I love, still shed my innocent light, my Blood, for thee