Jukka Koskelainen

Finlandia 1961. Poeta Ensayista y Traductor de Paul Celan, Octavio Paz, Durs Grünbeinin y Georg Trakl. Tambien ha traducido a Rafael Cadenas al finés. Con Tarja Roinila, organizó y editó, una antología de poesía latinoamericana en el año 2000, que incluyó a Victor Valera Mora, Blanca Varela, Jorge Eduardo Eielson, Alvaro Mutis y Borges.

Para mí la poesía es movimiento, vibraciones, emociones, palabras mágica.

Un poema puede nacer al ritmo del caminar. Con frecuencia nace como un comentario a otro poeta, a partir de las palabras del otro. O pienso en los elementos que me rodean, en un elemento que me roce de alguna manera: un rama de un árbol, el vidrio de la ventana, la goma de un caucho; cualquier cosa que signifique roce y movimiento.

Tal vez a los 20 años decidí ser poeta cuando leí a T. S: Eliot, Eeva-Liisa Manner y algunos poetas actuales, poemas que hicieron correr sangre. Y solo quería ver qué pueden hacer las palabras.

Cuando publicaron mi primer libro me sentí poeta.

Lo que más me gusta de ser poeta es tener una dimensión, un sentimiento de crecimiento, que no existe en ninguna otra parte.

En mi poesía, el mundo en el que vivimos queda adelante, alrededor, en el interior del cuerpo, arriba y abajo, eternamente circulando.

No escribo a partir de temas sino con imágenes. Los temas surgen inconscientemente, o semiinconscientemente.

Soy un poeta 0.8 que necesita también de la edad de piedra.

Mis primeras influencias poéticas vinieron de cantantes como David Bowie, Leonard Cohen y Peter Hammill, cantantes provenientes de escuelas de arte, cuyas letras estaban llenas de citas literarias, visiones imponentes y predicciones inevitables.

Para mi la poesía escrita era letra muerta; rimas y lenguaje anticuado, grandes sentimientos que pertenecían al gabinete de un museo, lleno de polvo y retratos.

La poesía modernista de Finlandia , los poemas de T S Eliott y Allen Ginsberg pusieron algo en movimiento dentro de mí. Todavía no entiendo esos poemas, aunque he escrito mucho sobre poesía y crítica literaria, tengo el sentimiento de que cada vez entiendo menos, cuales son los rasgos de un buen poema. No entender un poema es un estado de gracia, también lo es no tener que pensar en ello.

Pertenezco a un paisaje, lo que he leído y escuchado también pertenece a un paisaje. Muchas veces he oído decir a muchos escritores, que su lengua materna es su única patria. No creo en eso. Sin ser nacionalista y mucho menos patriota, se puede decir que la patria es un paisaje, es un idioma. la patria puede estar dentro de uno mismo, puede ser una patria transportable. La patria maleta.

Como hay música que tiene potencia de trascendencia, hay poesía. Cuando leemos los antiguos versos de los indígenas podemos reconocer algo de la poesía modernista.

Yo vine hasta aquí a Caracas, porque un día abrí un poemario de Octavio Paz, quien es un caso representativo, sus influencias son el surrealismo, el modernismo inglés y norteamericano, los poemas barrocos de Góngora, la poesía azteca y de la India. Esta es la gran lección que nos da la poesía latinoamericana, es un gran horno de fundición.

Es una imagen de multiculturismo, de una cultura que es de todos, de la que depende el desarrollo de la humanidad.

O aprendemos a vivir en un mundo multicultural o nos hundimos en los males del pasado: nacionalismo, guerras, políticas autoritarias, sectarismos, etc.

Creo en la trascendencia de la poesía, creo que los textos de los poetas, por lo menos de los mejores poetas, son lugares donde se encuentran culturas distintas, plazas mercados, los puntos cardinales y los cuatro vientos, donde las influencias extrañas y extranjeras no son ninguna amenazas sino una riqueza sin la cual la tradición no respira y el lenguaje comienza a sonar como una melodía, a la que todos se pueden asimilar y que todos pueden adoptar y cantar si quieren.