Thomas Helm. Londres, 1988. Poeta, escritor, traductor y periodista especializado en globalización y Derechos Humanos. Estudió Literatura Inglesa. Creció en una granja de ovejas. Viajó en tren y autobús desde Londres a la India, donde pasó tres meses trabajando como periodista en Cachemira. Su obra ha aparecido en diversos periódicos y revistas literarias. Ha trabajado como redactor en Hürriyet Daily News (Turquía), La Vanguardia (España), International Service of Human Rights (Ginebra) y Kashmir Observer (India). Su ensayo sobre la poesía de Louis MacNeice fue pre seleccionado para el Premio Undergraduate of the Year de Irlanda en 2011. Está nominado al Premio Pushcart y es fundador y editor principal de Mercurius Magazine.
Reflexiones sobre la madre naturaleza 1. No puede haber pérdida Sin comienzo, Ni dificultad sin amor. Aquellos días de escuchar la tierra Nos hacen volver al final. Una noria más en la desvaída fiesta de verano. Te veo allí, adolescente, En medio del espectáculo que nunca entendí del todo. Lo que más me impactó Fue tu realidad Presionada por el movimiento hacia adelente Que hemos absorbido y confundido. Te veo ahí, como un pálido narciso O un fantasma que no puedo ignorar; Y así es como mi memoria me atraviesa. 2 Tus labios rojos como manzanas contienen mundos enteros Pero la posesión nunca te gustó. Todo que intentó retenerte mucho tiempo Desapareció en vapores alcohólicos, O pasaba much tiempo Mirando su propio reflejo En el agua plateada. No era una broma cruel ni un intento de enterrar la intimidad Sino un mensaje codificado con tantos significados Como el mar tiene estados de ánimo. Como todos los que tienen mundos casualmente ocultos en su interior, intento encontrar el camino de vuelta a ti Sobre dunas blancas y brillantes Donde los pasos son una forma de silencio. A veces encuentro un manantial de voz clara Donde la tierra brota canciones. 3. Tus gestos son diferentes De los de todos que haya conocido. Excepto en los días de viento, nunca mides la palabras. Siento que te conozco Y nunca te conoceré. Pero pase lo que pase, sé que no te olvidaré. Mi piel, mi sangre, mis dientes han sido escritos con tu tinta. La madera oscura de mi lira Se dobló imperfectamente hacia tu oído. Cuando el asombro es menos intenso a menudo me pregunto si caminar en círculos finalizará con la revelación que prometiste. O quizás no prometiste nada. Después de oler la dulce droga de alguna fantasía me volví dependiente de ciertas expectativas Que pueden o no ser verdad. No puedes culparme Por querer amarte o entenderte. Sólo es la manera como los niños Jugamos en la arena. 4. Salpicadas por este trágico mundo Hay muestras de la luminosidad divina. La forma como un arroyo de montaña Atrapa la luz de la mañana. Dos amantes tomados de la mano En un camino rural. El suave amarillo de una prímula En el bosque desnudo antes del comienzo de la primavera. Aún con el horror a la vuelta de la esquina (Al otro lado del valle Hay un matadero), O bajo nuestros pies (Uno de los amantes pisa accidentalmente un caracol), Es imposible malinterpretar El resplandor divino que infunde Este mundo trágico. Quizás los círculos más profundos del infierno No son sin sus flores silvestres O destellos de luz. No pertenecemos a una sola dimensión Sino a varias dimensiones simultáneamente. Nuestras frágiles vidas dependen de los muertos. Lo que florece en medio del miedo Aún puede estirarse hacia un sol distante. Traducción: Robin Urquhart ****** Reflections on Mother Nature 1. There cannot be lossWithout beginning,Nor hardship without love. Those days of listening to the soil Bring us back to the end. One more Ferris Wheel in the faded summer fete. I see you there, as a teenager, Amid the pageantry I never could quite understand. What struck me most Was your realness Pressed against the charging forward motion That we have absorbed and confused. I see you there, as a pale daffodil Or a ghost I cannot ignore; And this is how my memory pierces me. 2. Your lips as red as apples contain whole worlds But possession never suited you. Anything that tried to hold you down too long Disappeared into alcoholic vapours, Or spend too long Watching their own reflection On the silvery water. This was neither a cruel joke nor an attempt To bury intimacy But a coded message with as many meanings As the sea has moods. Like all those who have casually hidden worlds inside them, I attempt to find my way back to you Over sparkling white dunes Where footsteps are a form of silence. Sometimes I encounter a clear-throated spring Where the earth cries out with song. 3. Your gestures are unlike Those of anyone I have ever known. Except on windy days, You never mince your words. I feel as though I know you And will never know you. Yet whatever happens, I know I won’t forget you. My skin, blood, teeth Have been written with your ink. The dark wood of my lyre Curved imperfectly to your hearing. When the astonishment is less intense, I often wonder whether walking in circles Will resolve Into the revelation you promised. Or perhaps you promised nothing. After sniffing the sweet drug of some fantasy, I became dependent on certain expectations That may or may not bear truth. You can hardly blame me For wanting to love you or understand you. That’s just the way we children Play in the sand. 4. Dotted about this tragic world Are tokens of divine radiance. The way a mountain stream Catches the morning light. Two lovers holding hands On a country path. The soft yellow of a primrose In the stark wood before the spring begins. Even with horror just around the corner (On the other side of the valley There is an abattoir), Or beneath our feet (One of the lovers Accidentally steps on a snail), It is impossible to mistake The divine radiance that infuses This tragic world. Perhaps even the innermost circles of hell Are not without their wildflowers Or splashes of light. We belong not just to one dimension But to several dimensions simultaneously. Our fragile lives depend on the dead. What blossoms amid fear May yet reach towards a distant sun.