Estados Unidos. (1887-1972). Poeta, Educadora y Editora. Amiga de poetas como Auden, Wallace Stevens, Williams. Descubrió a Elizabeth Bishop ya Allen Ginsberg. Premio Pulitzer, Premio Nacional del Libro, y Premio Bollingen. Su primer libro lo publica en 1921.
Poesía A mí también me desagrada: hay cosas más importantes que esta tontería. Leyéndola, eso sí, con el más completo desdén, uno descubre que, después de todo hay en ella espacio para lo genuino. Manos que pueden agarrar, ojos que pueden dilatarse, pelos que se paran Si es necesario, estas cosas son importantes no porque una interpretación altisonante puede imponérseles sino porque son útiles cuando se vuelven derivadas hasta lo ininteligible, lo mismo puede decirse de todos nosotros, que no admiramos lo que no entendemos: el murciélago, colgado cabeza abajo a la espera de algo que Comer, elefantes empujando, un caballo salvaje revolcándose, un lobo infatigable bajo un árbol, el crítico inmutable crispando la piel como un caballo que se siente una pulga, el fanático del beisbol, el estadístico– tampoco vale ejercer la discriminación contra los documentos de negocios y textos escolares ”; Todos estos fenómenos son importantes. Uno debe distinguir, empero: cuando la empujan hacia la notoriedad de los poetastros, el resultado no es poesía al menos no hasta que "Literalistas de la imaginación ”–por sobre La insolencia y la trivialidad y su presentación. para ser inspeccionados, jardines imaginarios con sapos de verdad en ellos, la tendremos. Por el momento, si solicitas por una parte. la materia prima de la poesía toda su crudeza y por otra parte lo genuino, entonces te interesa la poesía. Poetry I, too, dislike it: there are things that are important beyond all this fiddle. Reading it, however, with a perfect contempt for it, one discovers that there is in it after all, a place for the genuine. Hands that can grasp, eyes that can dilate, hair that can rise if it must, these things are important not because a high-sounding interpretation can be put upon them but because they are useful; when they become so derivative as to become unintelligible, the same thing may be said for all of us—that we do not admire what we cannot understand. The bat, holding on upside down or in quest of something to eat, elephants pushing, a wild horse taking a roll, a tireless wolf under a tree, the immovable critic twinkling his skin like a horse that feels a flea, the base- ball fan, the statistician—case after case could be cited did one wish it; nor is it valid to discriminate against “business documents and school-books”; all these phenomena are important. One must make a distinction however: when dragged into prominence by half poets, the result is not poetry, nor till the autocrats among us can be “literalists of the imagination”—above insolence and triviality and can present for inspection, imaginary gardens with real toads in them, shall we have it. In the meantime, if you demand on the one hand, in defiance of their opinion— the raw material of poetry in all its rawness, and that which is on the other hand, genuine, then you are interested in poetry.